Como recién graduada de la Facultad de Medicina, quería ser psiquiatra. El destino me llevó al departamento de dermatología, donde observé con asombro silencioso cómo la piel puede afectar la psicología de una persona. Porque exhibir la piel, especialmente cuando no está en buenas condiciones, no es ninguna broma, y comprendí que necesitaría al menos los conceptos básicos de psicoterapia. Después de regresar de Viena, donde trabajé con pacientes en las etapas terminales del cáncer de piel y con pacientes que mostraban síntomas avanzados de SIDA, accidentalmente me encontré con el tratamiento láser, lo que marcó el inicio de una nueva era en mi vida profesional, y comencé a enfocarme en la dermatología estética. Con todos los avances técnicos y nuevas técnicas de aplicación inyectable, anhelaba ofrecer a mis clientes un cuidado en casa que fuera lo más parecido posible a mis ideales: con el menor potencial de irritación en la piel, que contuviera sustancias verdaderamente efectivas y que fuera asequible. Me inspiró la era de la cosmética médica en Eslovaquia, que comenzó en la década de 1960. Las recetas especiales, basadas en el conocimiento de dermatólogos experimentados, seguían el lema «menos es más». Esto significa que cuanto menos química se utiliza, menor es el riesgo de irritación y alergias. Detrás de las recetas tradicionales estaban nombres como el profesor Hegyi, la Ing. Traubnerová y la Prim. Bohunská. Con el paso de los años, mi interés en el desarrollo de cremas creció en proporción directa a la satisfacción de nuestros clientes. Inspirada por nuevas tecnologías de congresos mundiales, gradualmente añadimos ingredientes como vitaminas y ácido hialurónico a nuestras cremas. El resultado es la crema única de hoy, con la que los clientes están satisfechos desde hace más de 13 años. Cuando la capacidad de producción de nuestra farmacia dejó de ser suficiente, encontramos una fábrica con un laboratorio para la producción de medicamentos con la que colaborar. La cosmética Dr. Sandra se produce bajo condiciones estrictas, basadas en buenas prácticas de fabricación, controladas por un sistema de calidad, de manera similar a como se producen los medicamentos. No contiene extractos de plantas ni fragancias, ya que nos mantenemos fieles al principio de minimizar el riesgo de reacciones alérgicas. Mi cosmética nunca ha sido ni será testada en animales, porque somos partidarios de la Libertad Animal desde hace mucho tiempo. La calidad no solo la verificamos nosotros, sino también la satisfacción de nuestros clientes. Muchos de nuestros clientes estaban dispuestos a viajar decenas o cientos de kilómetros desde lugares lejanos y enviar a sus conocidos y amigos cercanos por los paquetes únicos de cosmética Dr. Sandra. Por ello, decidimos responder a nuestros clientes, acercándoles nuestros productos. Así como ellos estaban dispuestos a encontrar su camino hacia nosotros, ahora encontraremos nuestro camino hacia ellos y les llevaremos la cosmética directamente a sus hogares. Nuestros clientes definitivamente lo merecen. ¿Y por qué el nombre Dr. Sandra? No siempre busques a una mujer detrás de todo; a veces es un hombre. Fue mi esposo quien me dio el valor de entrar en el entorno empresarial y ofrecer cosmética a un público más amplio que solo los clientes de mi clínica. También inventó el nombre Dr. Sandra. 🙂